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África, un proyecto para madres sin noticias de sus hijos migrantes

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Comunicado de www.vaticannews.va — África, un proyecto para madres sin noticias de sus hijos migrantes

Las madres que ven partir a sus hijos pequeños, huyendo de la guerra, la pobreza o los desastres ambientales, a menudo no vuelven a saber nada de ellos durante años. “Mamás” es un proyecto periodístico realizado en colaboración con Irpi Media que tiene como objetivo dar a conocer su drama. La primera de las tres misiones previstas por la iniciativa, al final de la cual se producirá un documental, tuvo lugar en Gambia.

Luca Attanasio – Ciudad del Vaticano

Intentemos pensar por un momento en alguno de nuestros hijos, quizá un adolescente, que viaja solo o con amigos. Apenas llegado, al final de un viaje en coche o durante un trayecto en tren, si no nos mandaba un WhatsApp tranquilizador o no nos mandaba la confirmación de que todo iba bien, entrábamos en un estado de agitación inicial. Si, por desgracia, transcurre algún tiempo después de la llegada prevista sin recibir ninguna señal, se desencadenaría un verdadero pánico en la familia.

Jóvenes obligados a migrar

Imaginemos ahora que somos padres, madres en el otro hemisferio del mundo y que tenemos un hijo nuestro que, debido a un conflicto que se ha desatado en la zona donde vivimos, por un desastre ambiental, por persecución o “simplemente” por la pobreza, se ve obligado a migrar. Su viaje no se realizará en vuelos regulares, ni en trenes, ni en coches y carreteras normales, sino, muy probablemente, en jeeps sobrecargados hasta el punto de resultar increíbles. En su viaje hacia una Europa convertida hoy en una fortaleza inaccesible donde es de facto imposible entrar legalmente a quienes vienen del Sur global, nuestro hipotético hijo estará en manos de traficantes de personas sin escrúpulos, seguramente sufrirá violencia y muy probablemente morirá (más de 31.000 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo desde 2014, sin contar los que mueren antes de embarcar). Durante todo este período de tiempo, que puede incluso extenderse durante años, las posibilidades de comunicación con las familias son extremadamente limitadas. Y nosotros, hipotéticos padres y madres, nos quedaríamos sin noticias, sin llamadas, sin WhatsApp, infinitas veces. Pero puede que nunca consigamos nada.

Madres que se quedaron sin noticias

Los jóvenes que parten y sobreviven durante el viaje no llaman a su hogar por muchas razones. Porque les confiscan el celular, porque no tienen dinero para crédito, pero también porque, sobre todo en los momentos de sufrimiento, eligen no saber de mamá o papá para no hacerles entender su malestar. En el debate sobre el fenómeno migratorio, tan a menudo explotado y poco comprendido, falta totalmente la voz de quien permanece en casa suspendido en la espera de noticias.

El proyecto «Mamás»

Por eso nació “Mamás” (Mamá), un proyecto periodístico realizado en colaboración con Irpi Media. Se pretende aportar al debate una perspectiva diferente, la de las madres de migrantes, con sus sentimientos, el desvelo de meses esperando una llamada telefónica y, muchas veces, la creencia de que sus hijos están muertos. «Mamas» quiere contribuir a humanizar el fenómeno y devolver carne y corazón a los muchachos, a veces niños, que se van, detrás de los cuales hay afectos, amores, sentimientos, angustias, además de tanta belleza.

Dejarse el uno al otro sin siquiera decirse «adiós»

La primera de las tres misiones previstas por «Mamas»al final de las cuales se producirá un documental con las voces de madres de tres países africanos, tuvo lugar en Gambia el pasado mes de septiembre. «Lloraba, lloraba siempre, durante un tiempo incluso dejé de comer», dice Mariama, de 51 años, viuda con ocho hijos, agricultora de Birikama, una ciudad al sur de Banjul, la capital de Gambia. Ni siquiera me había despedido de mi primer hijo… y quizá ya estaba muerto. Ni siquiera recordaba las últimas palabras que nos dijimos. Jerreh, de hecho, como muchos otros niños, se había marchado de noche, sin siquiera despedirse de su madre. «Si se lo hubiera dicho con antelación», explica, «no me habría dejado ir y, sobre todo, si la hubiera visto llorar, nunca habría encontrado la fuerza para ir». Y Jerreh, con sólo 16 años, sola y en manos de traficantes, necesitaba mucha fuerza. Estuvo a punto de quedarse sin oxígeno frente a las costas de Catania, donde, tras perder sangre y el conocimiento, fue recogido por un helicóptero y milagrosamente salvado. Ahora trabaja en la provincia de Reggio Emilia, envía dinero regularmente a su numerosa familia y financia la construcción de una casa de ladrillos. «Pero nunca le dije casi nada a mamá, ni siquiera después. Siempre tengo miedo de hacerla sufrir.»

Testimonios de Gambia, primera etapa del proyecto

«Ya no podía ver a mi madre doblada de cansancio, trabajando sin parar para nosotros», dice Lamin, quien lleva años trabajando en el campo de Messina, originario de Farafenni, al norte de Gambia. «Así que empecé a buscar la manera de irme, reuní algo de dinero y me fui». Él también por la noche, sin decirle nada a su madre. «Estaba pegada a las noticias», dice Aminata, la madre de Lamin. «Recuerdo el terror al ver las imágenes de gente muerta y barcos volcados. Cuando recibí la llamada, no podía creer que fuera mi muchacho».

En esta increíble historia de madres abandonadas al dolor de la incertidumbre, de niños conscientes del sufrimiento que causan y del peligro de los viajes que están a punto de emprender, pero al mismo tiempo de hijos dispuestos a hacer cualquier cosa por amor a sus madres, comprendemos mucho sobre la relación madre-hijo en Gambia y en otras zonas de África. Escuchando las voces de estas mujeres, por un lado, podemos enfocar mejor las políticas migratorias sin sentido y despiadadas, por otro, desde diferentes ángulos, podemos percibir sentimientos tan similares a los nuestros.

Se publicó primero como África, un proyecto para madres sin noticias de sus hijos migrantes

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