Comunicado de www.vaticannews.va —
En la Plaza de San Pedro, el Rosario por la salud del Papa animado por la Penitenciaría Apostólica. El Cardenal Mayor Penitenciario recuerda la devoción de Francisco a San José en la víspera de su fiesta
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«Hermanos y hermanas, también esta tarde, con el rezo del Rosario, invocamos a María, Salud de los Enfermos, para que nos conceda la salud del Santo Padre Francisco.» Así, el cardenal Angelo De Donatis, Penitenciario Mayor, introdujo el Rosario en la Plaza de San Pedro esta tarde, 18 de marzo, para pedir por la curación del Papa Francisco, internado en el Policlínico Gemelli desde el 14 de febrero.
La imagen de “María, Madre de la Iglesia” colocada delante de la Basílica Vaticana veló por la oración organizada por la Secretaría de Estado y la Diócesis de Roma, y animada por la Penitenciaría Apostólica. «Sabemos cuánto devoto es el Papa Francisco a San José», afirmó el cardenal, recordando cómo el mismo día de su festividad, que cae mañana, el Pontífice inició «su ministerio petrino». «La Virgen, que de modo singular participó en el misterio de la Cruz de Cristo, es el icono perfecto de la maternidad de la Iglesia a la que todo bautizado debe corresponder», añadió el cardenal, definiendo a María como «Madre solícita» que «brilla como signo de esperanza para quien invoca su ayuda».
Caminando hacia la Bendita Esperanza
Junto a los fieles reunidos para encomendar al Sucesor de Pedro a la intercesión de la Virgen, participaron en la oración cardenales, obispos, prelados, sacerdotes, religiosos y religiosas de la Curia Romana y de la Diócesis de Roma. Después de meditar los Misterios Dolorosos y recitar la Guardar a Regina , al concluir las Letanías lauretanas, el cardenal De Donatis invocó el don del Espíritu Santo «para que nos ayude en nuestra debilidad, para que, perseverando en la fe, crezcamos en el amor y caminemos juntos hacia la meta de la bienaventurada esperanza». Finalmente, la asamblea entonó el Oramos por el Papa y el cardenal despidió a los participantes con la bendición.
Se publicó primero como De Donatis: María, Madre solícita, signo de esperanza para quienes la invocan